From our family to yours
Happy Bandi Chhor Diwas!

 

Will you support SikhNet today? 

 

A PROFITABLE BARGAIN

The audacity of his young son's behavior had put the father to great ridicule and shame. In spite of the growing evidence of Nanak's spiritual greatness, he saw him only as a wayward boy, self-willed and headstrong, who was wasting his time in profitless contemplation

He would be patient for awhile and then again devise a new way of interesting his son in learning the ways of the world.

sacha-sauda-nanak (88K)


One day he approached Nanak, lovingly patted him on the back, and said, "You should learn to make honest and profitable bargains. Take this money and go to the nearest market-place with your friend Bala and buy something in the cheapest market and sell it at the highest price. This is the way to make a real profit"

The Guru obeyed, and with his friend Bala, started out for the neighboring town. He left the main road, taking a short-cut through the uninhabited countryside. He had not gone very far when he saw a group of holy men seated under a grove of trees. He went straight to them and, bowing before the leader, sat near him and asked, "Why have you stopped in such a deserted place?"

"It may appear deserted to you," replied the leader, "but it is free from the shadow of the evil places from where you come."

"Our needs are few," he continued. "We do not require what the people in towns and villages require. God in His mercy provides for us as He provides for all."

"Pardon me for asking, but when did you have your last meal?" asked the Guru. The leader smiled. "Some five days ago," he said. "Look at my companions. Do they show any signs of over-feeding? It's good to acquire control over the appetites of the body."

"Does control over the appetites of the body give one control over the mind?" asked the Guru. "No, but it is the first step in controlling the mind," replied the leader. This pleased the Guru and he thought nothing could be more profitable than to feed these good men who were hungry. He took out the money and, in spite of Bala's protests, placed it before the leader.

"My boy, take away this money which your father has given you for some other purpose. I have vowed never to touch money, only food."

"That's a good principle," said the Guru. "I'll go and bring you some food."

The Guru immediately got up and, with Bala, went to the nearest market to purchase provisions, which Bala still thought were being bought for a profitable transaction. On their way home, they again came across the holy men. The Guru stopped and laid before the leader all his purchases and without waiting for a reply started homeward followed by Bala.

Nanak stopped near a clump of trees near the outskirts of the village and told Bala to go home. Obeying, he met Mehta Kalu, just as he entered the village, who asked him where his son was. Bala told him that he had left him near the village grove.

"Take me there," demanded Mehta Kalu.

Bala led him to the spot where he had left the Guru. They found him seated calmly, lost in meditation.

The father shook him angrily, and said, "What are you doing here? What have you done with the money?"

The Guru opened his eyes and looked him straight in the face but made no answer.

Mehta Kalu grew angrier and was about to slap him when Rai Bular appeared on the scene.

Kalu greeted him and said. "I am very upset. I gave my son some money this morning to go to town and make a profit and he has wasted it all and returned empty-handed."

"How has the money been wasted?" inquired Rai Bular, turning to Bala who was trembling with fear.

"Forgive me, sir," said Bala. "Nanak bought some food with the money and finding a group of holy men who had gone without food for many days, in spite of my protests, gave it to them."

"Why did you do it?" asked Kalu.

"Father, you asked me to strike a profitable bargain. What could have been of more profit to me, or to you, both in this world and the next, than feeding the hungry and the holy?"

Rai Bular, a man of real understanding, turned to Mehta Kalu and said, "Your son is not meant for gaining in this world. His gains are the gains of Heaven. Don't be angry with him, but let him follow his own way, for his way is the right way."

Kalu could say nothing. He bowed his head to Rai Bular, though he remained entirely unconvinced.


UN NEGOCIO LUCRATIVO

La audacia de la conducta del joven hijo había puesto al padre en gran ridículo y vergüenza. A pesar de la evidencia creciente de la grandeza espiritual de Nanak, él sólo lo veía como un muchacho rebelde, voluntarioso y obstinado, que estaba perdiendo su tiempo en contemplación sin provecho.

Él sería paciente por un tiempo y luego otra vez idearía una nueva manera de interesar a su hijo en aprender a ganarse la vida.

Un día se acercó a Nanak, lo palmeó amorosamente en la espalda y le dijo, "Deberías aprender a hacer negocios honestos y lucrativos. Toma este dinero y ve hasta el mercado más próximo con tu amigo Bala, compra algo en ese mercado al precio más bajo posible y véndelo al precio más alto que puedas. Esta es la manera de hacer ganancia real."

El Guru obedeció y, con su amigo Bala, se dirigió hasta el pueblo vecino. Se apartó de la ruta principal, tomando un atajo a través del campo inhabitado. No había ido muy lejos cuando vio a un grupo de hombres sagrados sentados bajo una arboleda. Se dirigió derecho hacia ellos e, inclinándose ante el líder, se sentó cerca de él y le preguntó: "¿Por qué han parado ustedes en este lugar tan desierto?"

"Puede parecerte desierto," replicó el líder, "pero está libre de la sombra de los lugares malignos de dónde vienes."

"Nuestras necesidades son pocas," continuó. "No necesitamos lo que la gente en los pueblos y aldeas necesitan. Dios en su misericordia nos provee así como provee para todos."

"Perdonen la pregunta, pero, ¿cuándo comieron ustedes por última vez?" preguntó el Guru.

El líder sonrió. "Hace más o menos unos cinco días," dijo. "Mira a mis compañeros. ¿Se nota en ellos alguna señal de estar sobrealimentados? Es bueno adquirir control sobre los apetitos del cuerpo."

"¿El control sobre los apetitos del cuerpo le da a uno control sobre la mente?" preguntó el Guru.

"No, pero es el primer paso para controlar la mente," replicó el líder.

Esto complació al Guru, y pensó que nada sería más provechoso que alimentar a estos buenos hombres que estaban hambrientos. Tomó el dinero y, a pesar de las protestas de Bala, lo colocó enfrente del líder.

"Hijo mío, lleva ese dinero que tu padre te ha dado con algún otro propósito. He hecho votos para no tocar nunca dinero, solamente comida."

"Es un buen principio," dijo el Guru. "Yo iré y les traeré algo de comida."

El Guru se levantó inmediatamente y fue con Bala hasta el mercado más próximo para adquirir provisiones. Bala todavía pensaba que éstas se compraban para poder hacer una buena transacción. De vuelta a casa, se encontraron otra vez con los hombres sagrados. El Guru se paró y puso delante del líder todas sus compras y, sin esperar réplica, empezó a caminar hacia su casa seguido de Bala.

Nanak se paró cerca de un grupo de árboles a las afueras de la aldea y le dijo a Bala que se fuera a su casa. Obedeciendo, se encontró con Mehta Kalu justo cuando entraba a la aldea, quien le preguntó en dónde estaba su hijo. Bala le dijo que lo había dejado cerca de la arboleda de la aldea.

Bala lo guió hasta el lugar en donde había dejado al Guru. Lo encontraron sentado calmadamente, sumido en meditación.

El enojado padre lo sacudió y le preguntó: "¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué hiciste con el dinero?"

El Guru abrió sus ojos y lo miró directo a la cara, pero no le respondió.

Mehta Kalu se enojó aún más y estaba a punto de abofetearlo cuando Rai Bular apareció en escena.

Kalu lo saludó y le dijo: "Estoy muy enojado. Le di a mi hijo dinero esta mañana para que fuera al pueblo a hacer negocios, pero se lo ha gastado todo y ha vuelto con las manos vacías."

"¿Cómo ha gastado el dinero?" preguntó Rai Bular, volviéndose a Bala, quien estaba temblando de miedo.

"Perdón, señor," dijo Bala. "Nanak compró alimentos con el dinero y, a pesar de mis protestas, se los dio a un grupo de hombres sagrados quienes no habían comido por muchos días."

"¿Por qué lo hiciste?" preguntó Kalu.

"Padre, tú me pediste que hiciera un negocio lucrativo. ¿Qué podría ser más provechoso para mí o para ti, en este mundo o en el próximo, que dar de comer al hambriento y al hombre sagrado?"

Rai Bular, un hombre de verdadera comprensión, se volvió hacia Mehta Kalu y dijo: "Tu hijo no está hecho para hacer negocios en este mundo. Sus ganancias son las ganancias del Cielo. No te enojes con él, deja que siga su propio camino, porque su camino es el correcto."

Kalu no pudo decir nada. Inclinó su cabeza a Rai Bular, aunque continuó sin estar enteramente convencido.

---------------------------------

Related Articles:

The Cobra Knew - Part-I
A True Vocation - Part-II
The Sacred Thread ~ Part-III

Add a Comment